Una alergia es una respuesta excesiva por parte del sistema inmunológico a un agente externo; esta respuesta se deriva de una causa interna.En la actualidad se estima que un 15 por ciento de la población padece este síndrome. El romance que en la estación primaveral entablan las diversas especies vegetales de nuestro país, altera el paisaje de campos y ciudades y lo convierten durante semanas, a veces meses, en un continuo ir y venir de pólenes, que tienen en el viento a su principal “celestino”. Nada tendríamos que criticar a este fenómeno necesario de la naturaleza si no fuera porque perjudica a la salud y el bienestar de un numeroso grupo de personas: los alérgicos al polen.
CAUSAS
Las alergias son relativamente comunes y tanto la genética como los factores ambientales pueden jugar un papel en su desarrollo.
El sistema inmunitario normalmente protege al cuerpo de sustancias nocivas como las bacterias y los virus. Este sistema también reacciona ante sustancias extrañas, llamadas alergenos, que generalmente son inocuas y que en la mayoría de las personas no causan ningún problema.
Pero en una persona con alergias, la respuesta inmunitaria es hipersensible. Cuando el sistema inmunitario reconoce un alergeno, libera químicos como las histaminas, que lo combaten. Esto provoca picazón, hinchazón, producción de moco, espasmos musculares, ronchas, erupción cutánea y otros síntomas que varían de una persona a otra.
SÍNTOMAS
La parte del cuerpo que entra en contacto con el alergeno juega un papel en los síntomas que se presentan. Por ejemplo:
- Con frecuencia, los alergenos que se inhalan producen congestión nasal, picazón en garganta y nariz, producción de moco, tos o sibilancias.
- Los alergenos que entran en contacto con los ojos pueden causar provocar ojos pruriginosos, llorosos, rojos e hinchados.
- Comer algo a lo que se es alérgico puede causar dolor abdominal, cólicos, diarrea, náuseas, vómitos o una reacción grave y potencialmente mortal.
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